Mientras exista una mujer hermosa,
¡habrá poesía!
Gustavo Adolfo Bécquer
Soñé que las mujeres se ofrecían.
Venían a los hombres dulcemente
con el solo propósito
de ser besadas.
Incalculablemente hermosas,
salían a millares
de sus instituciones y tribunas
como evas recientes,
como ventanas súbitas,
ataviados los ojos de candor,
de la felicidad que da el estar
a punto
de acurrucar la boca
en los labios de un hombre.
Eran sus cuerpos múltiples,
intentados de cielo,
la infinita verdad de la materia misma,
la devoción irrepetible
de lo que espera pronto entrar al sueño.
Algunas se desvanecían
al pronunciar su amor en los idiomas
balbuceados de su aliento.
Otras se separaban de la vida
y naufragaban
en mil pequeñas muertes
inexistiendo en un temblor,
atrabesadas
por otro beso interno que les duraba siglos.
Al acabar su encuentro
las mujeres partían.
Regresaban a casa
casi disueltas en felicidad,
mucho más transparentes, casi niñas,
titubeando al caminar,
como con miedo de romperse
al contemplar su rostro ante el espejo.
Álvaro Fierro Clavero,
www.alvarofierro.com
Mientras exista poesía ¡habrá mujeres hermosas!
La belleza de algunas mujeres produce estados carenciales en quienes las espiamos
Siempre fui una mujer hermosa, por expresa avaricia de belleza, no más.
gomabarda
Muy bueno y muy claro